jueves, 18 de diciembre de 2008

El gobierno en bloque dimite por el 'Petrogate"

"Hemos hecho un faenón". Así se felicitaron por teléfono el 11 de septiembre el abogado Alberto Quimper, director de Perú-Petro, la empresa estatal encargada de promover la inversión en hidrocarburos en el país, y Rómulo León Alegría, ex ministro del primer Gobierno de la centroizquierdista Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA, 1985-1990). El faenón del que hablaban era la obtención de cinco lotes de exploración petrolífera para la empresa noruega Discover Petroleum. Las grabaciones de ésta y otras conversaciones telefónicas, en las que queda claro que, además de conflicto de intereses, hubo sobornos, se dio a conocer el pasado domingo en varios medios de comunicación, y han terminado por tumbar al Gobierno de Jorge del Castillo, que presentó su dimisión en bloque, aceptada el viernes por el jefe del Estado, Alan García.

Para salir del atolladero, García ha encargado rápidamente la formación del nuevo Gobierno a Yehude Simon, quien confirmó este sábado la noticia en una emisora de radio. La elección de Simon, un izquierdista independiente muy reconocido por su labor al frente de la región de Lambayeque y por su talante dialogante, parece orientada a generar confianza entre los ciudadanos y a acercarse a los sectores de izquierda y a las regiones que criticaban las políticas del Ejecutivo.

Fernando Rospigliosi, el analista político y ex ministro del Interior que hizo públicas las primeras cuatro grabaciones (se conocen siete), sostiene que el caso no termina allí. "Las referencias en las conversaciones muestran que hay otras personas, de más alto nivel, implicadas", sostiene.

Aunque todavía no se ha podido demostrar la vinculación de esferas más elevadas, el Petrogate ha sacudido con fuerza a un Gobierno que tiene en la lucha contra la corrupción uno de sus peores pasivos. Es el error repetido del primer Ejecutivo aprista que, además de dejar al país sumido en una grave crisis económica, protagonizó varios escándalos. Casos como el tren eléctrico (el proyecto de metro de Lima, que aún no ha concluido) o la compra de aviones Mirage para la Fuerza Aérea se recuerdan ahora como ejemplos de irregularidades nunca aclaradas del todo. "La corrupción se trajo abajo al Gobierno de Alan García entre 1985 y 1990", recordó Lourdes Flores, líder de Unidad Nacional y ex candidata presidencial.

García tiene bien presente esta debilidad y cada tanto se expresa con dureza contra los funcionarios corruptos. A los envueltos en el Petrogate los ha calificado de "ratas", "víboras", "felones" y "fariseos". "Los excesos verbales del presidente tratan de ocultar la lentitud con la que se ha reaccionado ante la denuncia", asegura Rospigliosi.

La impresión general es que el partido del Gobierno es incapaz de controlar la voracidad de sus militantes ?tanto Quimper como León Alegría fueron apristas hasta el lunes, cuando fueron expulsados?, y que las iniciativas para controlar la corrupción son ineficaces. Un ejemplo es la Oficina Nacional Anticorrupción, que se creó el año pasado con una prestigiosa ex magistrada a la cabeza, y que recientemente fue desactivada sin que haya dado resultados significativos.

El Petrogate ha generado hasta el momento un solo detenido: Quimper. León Alegría sigue prófugo y se teme que haya logrado escapar al extranjero. Tampoco se encontraron los discos duros de sus ordenadores, donde se presumía que era posible hallar más información comprometedora. Los contratos con Discover Petroleum quedaron en suspenso y se ha planteado la posibilidad de revisar todas las concesiones petroleras recientes.

De momento, el gran perdedor de esta crisis es el Gobierno, con un jefe de Estado cuya popularidad roza el 15% pese a que Perú, incluso en tiempos de turbulencia financiera internacional, vive su mejor momento económico en décadas. El alza de precios y la corrupción son los males por los que se recuerda la nefasta primera Administración de Alan García, el otro es el narcoterrorismo.

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