sábado, 13 de diciembre de 2008

PAULO FREIRE: DE LAS VIRTUDES DEL CREADOR



A mí, el tema que me preocupa más a nivel práctico-teórico como futuro educador, es la reflexión crítica sobre las virtudes del educador, como una forma de ser, de encarar, comprender y comportarse que uno crea a través de la práctica política en búsqueda de la transformación de la sociedad. Estas virtudes son algo que yo creo, conozco y están comprometidas con un sueño político por la transformación de la sociedad en una más justa.

Yo considero que la virtud más importante para un educador es la coherencia, la coherencia entre el discurso que habla de la opción, que anuncia la opción y de la práctica que debería estar al servicio del discurso, confirmándolo; es la virtud, según la cual, necesitamos disminuir la distancia entre el discurso y la práctica.

Aunque a mi juicio, sería imposible alcanzar jamás la coherencia absoluta, y si esto se llegara a lograr sería fastidioso (por ejemplo: imagínense que viven de tal manera una coherencia, en la que no tuvieran posibilidad de comprenderla y saber lo que es coherente porque sólo es coherente; pero, si bien yo necesito ser incoherente para tornarme coherente, hay sin embargo, también un límite para la incoherencia). Por esta razón, a mí me parece que la virtud de la coherencia es una virtud generadora de otras virtudes, ya que se va desdoblando y contestando a las demandas que la práctica va poniendo.

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